El sector turístico peruano enfrenta desafíos significativos en su camino hacia la recuperación después del impacto devastador de la pandemia. La Semana Santa, una oportunidad para avanzar.
Aunque el gasto en promoción turística ha comenzado a recuperarse en el país, aún persisten barreras importantes que obstaculizan el pleno retorno de la actividad turística en el país.
Según datos proporcionados por Promperú y citados por el diario El Comercio, durante el 2019 se destinaron S/215 millones para promocionar a Perú como destino turístico. Sin embargo, debido a la pandemia, estos recursos se redujeron a menos de la mitad entre 2020 y 2022, con un gasto promedio anual de solo S/90 millones.
Esta disminución en la promoción se reflejó en una reducción drástica en el número de ferias internacionales organizadas por Promperú, pasando de 191 en 2019 a solo 48 en 2022.
El año pasado mostró signos de recuperación, pero aún insuficientes. A pesar de haberse recuperado el 97 % de las visitas de turistas nacionales, las visitas de turistas extranjeros apenas alcanzaron la mitad de los niveles prepandemia.
Esto se tradujo en una pérdida significativa de ingresos, con una disminución del 25 % en el ingreso de divisas por turismo en comparación con 2019.
“El sector turístico —precisó el diario— pasó de representar 3,9 % del producto en 2019 a 2,5 % en el 2023, equivalente a una disminución de más de US$ 1.000 millones, lo que explica que falten por recuperar más de 300.000 empleos alrededor de este sector”.
Aunque se han asignado mayores recursos para la promoción turística en el segundo semestre de 2023, agregó, aún persisten problemas como la inseguridad, la baja calidad de la infraestructura y la falta de desarrollo de nuevas iniciativas.
Según estimaciones del Instituto Peruano de Economía (IPE), el arribo de turistas internacionales podría incrementarse a 3,2 millones en 2024, generando alrededor de US$ 4.400 millones de divisas. Sin embargo, para alcanzar el nivel de visitantes de 2019, que fue de 4,3 millones, se requerirían acciones adicionales que aborden los problemas existentes y preparen adecuadamente los principales destinos turísticos, como Machu Picchu.
En este contexto, la temporada de Semana Santa y el segundo trimestre del año representan oportunidades clave para impulsar el turismo y contribuir a la recuperación económica.