Aunque se espera que La Niña refresque ligeramente las temperaturas globales, 2025 seguirá siendo uno de los años más cálidos de la historia reciente, con posibles repercusiones en el turismo.
El fenómeno climático de La Niña, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico oriental, podría emerger entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Sin embargo, su impacto en las temperaturas globales será leve y de corta duración, debido al continuo calentamiento del planeta provocado por los gases de efecto invernadero.
La Niña es un fenómeno cíclico que ocurre cuando los vientos alisios en el Pacífico se intensifican, empujando aguas cálidas hacia el oeste, cerca de Australia y el sudeste asiático. Esto provoca un afloramiento de aguas frías en las costas de América, enfriando la superficie del océano.
Este fenómeno, que suele durar entre 9 y 12 meses, puede alterar patrones climáticos en todo el mundo. Generalmente, está asociado con lluvias más intensas en regiones como el norte de Brasil, el sureste de África y el norte de Australia, además de un aumento en la actividad de huracanes en el Atlántico.
Sin embargo, los científicos advierten que, a pesar del potencial de La Niña para moderar temporalmente las temperaturas globales, 2025 seguirá siendo uno de los tres años más cálidos jamás registrados.
El turismo podría enfrentar desafíos relacionados con los cambios climáticos derivados de La Niña. Por ejemplo, regiones dependientes del turismo de playa en las Américas podrían experimentar un descenso en las temperaturas del océano, lo que podría afectar actividades acuáticas. En contraposición, áreas con lluvias intensas, como el norte de Brasil o el sudeste asiático, podrían sufrir inundaciones que dificulten los desplazamientos turísticos y afecten la infraestructura local.
Adicionalmente, el aumento de huracanes en el Atlántico podría impactar en destinos caribeños, generando cancelaciones de viajes y afectaciones a la industria turística. Por otro lado, el enfriamiento del Pacífico podría beneficiar a ciertos destinos al reducir las temperaturas extremas en algunas áreas, haciéndolas más atractivas para los turistas.