Un reciente análisis del Foro Económico Mundial (WEF) ubicó a EEUU y España a la cabeza entre los países con mejores condiciones para la actividad turística. El primer latinoamericano es Brasil, en el puesto 26.
Dentro de Latinoamérica, según el informe del WEF, Brasil (26), Chile (31), México (38), Argentina (49), Colombia (50) y Costa Rica (51) superan a Perú, que se encuentra en la posición 62.
El informe indica que la llegada de turistas internacionales y el aporte del sector de viajes y turismo al Producto Bruto Interno (PBI) mundial volverán este año a los niveles previos a la pandemia de Covid-19.
Estados Unidos y España lideran esta recuperación, según la clasificación, que evalúa los factores y políticas que promueven un desarrollo sostenible y resiliente del sector.
La lista está dominada en sus treinta primeros lugares (de un total de 119 países analizados) por países de altos ingresos, que ofrecen condiciones más favorables para el desarrollo del turismo.
Estos factores incluyen un entorno empresarial favorable, mercados laborales dinámicos, políticas abiertas en relación a los viajes, buenas infraestructuras y atracciones naturales y culturales bien desarrolladas.
Después de Estados Unidos y España, los países mejor posicionados son Japón, Francia, Australia, Alemania, Reino Unido, China, Italia y Suiza. En cuanto a los destinos emergentes, después de China (8), destacan Indonesia (22), Brasil (26), Turquía (29) y Chile (31).
En Latinoamérica, además de Brasil y Chile, México se ubica en el puesto 38, seguido por Argentina, Colombia y Costa Rica en las posiciones 49, 50 y 51, respectivamente. Perú se encuentra en el puesto 62, seguido de cerca por Panamá en el 63.
El informe del Foro Económico Mundial subraya que la industria de viajes y turismo está experimentando un notable impulso debido a la fuerte demanda, el aumento de la oferta de vuelos, una mayor apertura internacional y un renovado interés en las atracciones naturales y culturales.
Sin embargo, también enfrenta importantes desafíos como la inflación, riesgos geopolíticos, condiciones climáticas extremas, exigencias de sostenibilidad y la escasez de mano de obra.