Una iniciativa de la Compañía de Jesús lleva a los visitantes a conocer cuatro joyas de la arquitectura cusqueña, y al mismo tiempo brinda ayuda a los necesitados de la región.
La Ruta del Barroco Andino propone recorrer cuatro iglesias jesuitas: la Compañía de Jesús, San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, San Juan Bautista de Haro y Virgen Purificada de Canincunca, en un solo día desde Cusco.
Impulsada por la Compañía de Jesús, la ruta lleva a los turistas a conocer los templos y vuelca los beneficios en obras destinadas a la asistencia social en el distrito de Quispicanchis.
Además, se capacita a las comunidades locales mediante talleres de textilería artesanal y confección de instrumentos musicales, con el fin de fomentar el desarrollo local.
De este modo, la Ruta del Barroco Andino se inscribe en las experiencias del turismo transformativo: “Esta ruta —dice Isabel Miró Quesada, que junto con la Universidad Internacional de La Rioja impulsa la internacionalización de la iniciativa— permite que el turista transforme la comunidad que visita y, al mismo tiempo, se transforme a sí mismo”.
Entre otras iniciativas, los promotores de la ruta crearon un taller de luthería donde los jóvenes realizan instrumentos musicales, y un grupo de mujeres del distrito de Andahuaylillas se capacitan en tejidos artesanales y telar con alpaca y algodón.
El barroco andino combina elementos del barroco español con los elementos nativos, y suele incluir tallas en piedras y alegorías con elementos americanos, que incluyen fauna y flora autóctona.
Para conocerlo, el recorrido de la Ruta del Barroco Andino se extiende a lo largo de tres kilómetros en el valle sur del río Vilcanota y lleva a recorrer las cuatro iglesias partiendo de Cusco, de modo que los visitantes puedan explorar estas joyas desconocidas de la arquitectura virreinal en un solo día.