La medida busca responder a lo que el país considera como desafíos migratorios, y entrará en vigencia a partir del 9 de diciembre. Sin embargo, se intentará contener el impacto entre los viajeros.
El gobierno de los Países Bajos anunció la implementación de controles fronterizos adicionales para combatir la inmigración clandestina, siguiendo el ejemplo de Alemania, que recientemente reforzó sus fronteras con Francia, los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Dinamarca tras varios atentados de alto perfil.
Las autoridades neerlandesas prometieron, sin embargo, que intentarán obstaculizar lo mínimo posible el tránsito de viajeros y mercancías en áreas fronterizas y ya adelantaron que no habrá un despliegue adicional de agentes.
La ministra neerlandesa de Migraciones, Marjolein Faber, declaró que «es hora de abordar concretamente la inmigración irregular y el tráfico de migrantes. Por ello, comenzaremos a reintroducir los controles fronterizos en los Países Bajos a partir de principios de diciembre».
Esta medida se enmarca en un contexto europeo de creciente sentimiento antiinmigración y es coherente con la legislación de la Unión Europea, que permite a los Estados miembros reintroducir temporalmente controles fronterizos en casos de amenazas graves a la seguridad interna.
El líder del Partido por la Libertad (PVV), Geert Wilders, cuyo partido obtuvo la mayoría de escaños en las elecciones del año pasado, afirmó en redes sociales que su partido está cumpliendo sus promesas. Wilders abogó por el cierre de las fronteras neerlandesas durante más de una década.
Aunque no se han detallado los procedimientos específicos para estos controles, se espera que se realicen con la mínima interrupción posible al tráfico y dentro de las capacidades actuales de las fuerzas de seguridad.
Esta decisión refleja una tendencia más amplia en Europa, donde varios países han reforzado sus políticas migratorias en respuesta a preocupaciones de seguridad y a la presión política interna.